La codorniz común, en concreto Coturnix coturnix japónica o codorniz japonesa, son las más conocidas y utilizadas para la cría en cautiverio por tratarse de la más apta para la cría en con fines de producción de huevos para consumo humano, así como por su carne.
ORÍGENES: Las especies y subespecies del género Coturnix son originarias de todos los continentes, exceptuando América. A pesar de llamarse japonesas, las aves de esta subespecie son originarias de China, desde donde fueron introducidas a Japón a través de Corea en el siglo XI, Inicialmente eran ornamentales y apreciadas por su belleza. Fueron domesticadas a partir del siglo XII en el Japón para decoración de casas. Esto cambió cuando el Emperador del Japón se curó de una tuberculosis gracias a una dieta basada supuestamente en carne de codorniz. Posteriormente también se le atribuyeron propiedades afrodisiacas.
A fines del siglo XIX, la producción intensiva de huevos y carne de codorniz ya era común y, alrededor de 1910, en Japón era sumamente demandada hacia 1940, con la expansión imperial japonesa, fue llevada a Corea, China, Taiwán y Hong Kong, diseminándose finalmente por todo el sudeste asiático y posteriormente al resto del mundo.
Características: La codorniz japonesa es un ave más idónea para usos productivos ya que alcanza pesos superiores, sobrepasando los 100 gramos las hembras superan a los machos en unos 20 g y presenta una pigmentación que permite un sexado precoz no como en la europea. El macho posee el pecho pigmentado en tonos canela oscuros, mientras que la hembra en colores claros, cuando son buenas ponedoras se caracterizan por un pecho alargado y abdomen amplio. Se adapta fácilmente a cualquier temperatura.
Productividad: La cría de la codorniz japonesa brinda cuatro recursos importantes: producción de huevos, producción de carne, aprovechamiento de subproductos como excrementos o plumas y repoblación de cotos de caza.
Estas aves llegan rápidamente a la edad reproductiva. Los machos lo hacen alrededor de los 35 a 42 días y las hembras comienzan a poner a los 40 días de nacidas, aunque los primeros huevos suelen ser infértiles. Como normal o habitual la puesta anual es de 300 huevos por animal, pero con mejoramiento de planteles y selección de reproductores pueden alcanzarse los 500 huevos por animal y por año.